lunes, 13 de julio de 2009

Esta es la expresión humanista del Coral Carmina:
Los manifestantes que hoy plasmamos, no pretenden tomar partido por uno o por otro de aquellos a quienes va dirigido este documento: maestro L y B; B Y L. Sólo desean dar muestra de nuestro dolor y convocar a la reflexión a quienes, independientemente de las debilidades y fortalezas humanas que poseen, han sido responsables de la situación en la que estamos sumidos los coreutas.
Cuando cantamos nos alegramos, gozamos, nos emocionamos hasta las lágrimas; en los ensayos aprendemos, reímos y participamos de una sana competencia.
Después de los conciertos, que son la conjunción del saber, del actuar, de ofrecer lo mejor de nuestro ser a quienes nos escuchan, vivimos una emoción y una tranquilidad de espíritu como corolario del esfuerzo realizado.
Para lograr todo ello dejamos de lado nuestro mundo interior compuesto de penas, preocupaciones, malos ratos, hasta del dolor o cansancio físico, y solo volcamos en los ensayos y hacia el público nuestra vocación por la música y nuestro amor entrañable en el mayor respeto hacia nuestros maestros.
Así logramos que, en nuestro último concierto del 10/02/05, “el Bien fuera difusivo de sí mismo”. Nuestro concierto tuvo las tres características de toda obra de arte: lo bello, lo verdadero y lo bueno en el reconocimiento final de los aplausos donde triunfó EL BIEN COMÚN.
Nos hemos sentido reconocidos y orgullosos de que dos integrantes de nuestro querido Coral Carmina asumieran con dignidad y decoro el actuar como solistas en dicha oportunidad.
Frente a los sucesivos sucesos vividos posteriormente pareciera que éstos fueron los hechos cuyas derivaciones nos han sorprendido, han excedido nuestra capacidad de comprensión y nos han desconcertado, iniciando el 10/02/05 una situación de incertidumbre que devino en frustraciones e induciendo a que fuera abortado el final feliz que esperábamos tener el día 20/02/05.
Ahora estamos dolidos, consternados, azorados, sin comprender las actitudes de los MAESTROS que parecen haber olvidado su misión. Exigen de nosotros virtudes que ellos no manifiestan. Nos dieron el ejemplo; por el contrario, lo denigraron con actitudes bajas, esgrimiendo una dialéctica plagada de contradicciones , con ACCIONES REPRESORAS, IMPUESTAS POR EXCLUSIÓN.
El dolor que sentimos es la prueba más fehaciente de cómo los queremos y de qué modo se ha hipotecado la confianza y el seguimiento casi ciego que como coreutas les brindamos. Han tenido reacciones que estuvieron alejadas de la sensibilidad y de la música. Nos preguntaos: Si tienen razón ¿por qué se enojan? Y si no tienen razón, ¿Por qué se enojan?.
A través de las actitudes desplegadas por ambos directores no se midió el daño que se iba a producir a los coreutas.
Por consiguiente y dicho todo esto queremos recalcar que la decisión de no cantar en el concierto del día 20/02/05 estuvo vinculada exclusivamente al desánimo general de los coreutas y no a las presiones e imposiciones sufridas: No como resultado de una “obediencia debida” a nuestro director L, a quien respetamos y queremos, sino por la lealtad a una decisión tomada y pactada con ambos directora el sábado 12/02/05 y que no fue casualmente respetada.
Como consecuencia de todas estas tristes situaciones, la continuidad de algunos coreutas se ve en riesgo: Como un grupo amalgamado en el que nos hemos constituido, no somos indiferentes a la situación de nuestros pares y agotaremos todos nuestros recursos para impedir la pérdida de nuestros compañeros, porque esto es competencia de todos quienes conformamos el Coral Carmina.
Paradójicamente, todo este conjunto de situaciones de contradicción, desazón y desconcierto nos ha fortalecido de manera tal que tenemos la certeza de que nosotros, el Coral Carmina marcha hacia un futuro de grandes realizaciones.
Solo esperamos que ambos maestros diriman sus diferencias, se disculpen ante quien o quienes corresponda, todo ello en pos de que, lo que dicen con tantas palabras se materialice en los hechos, trayendo al presente la frase que fundamentó uno de nuestros primeros reglamentos: “Actúa como si de tu accionar surgiera una ley universal”.
Queremos construir, de ahora en más, un nuevo camino de unión, en donde no dejemos lugar al crecimiento de la semilla de la discordia.
Queremos seguir cantando con los Organismos Municipales de Música, en pos del goce colectivo.
Hoy el Coral Carmina se pone de pie y llora la frustración de un momento memorable y pide por un NUNCA MÁS estar inmerso en tan dolorosa situación.
Esta es la expresión humanista del Coral Carmina:
Los manifestantes que hoy plasmamos, no pretenden tomar partido por uno o por otro de aquellos a quienes va dirigido este documento: maestro L y B; B Y L. Sólo desean dar muestra de nuestro dolor y convocar a la reflexión a quienes, independientemente de las debilidades y fortalezas humanas que poseen, han sido responsables de la situación en la que estamos sumidos los coreutas.
Cuando cantamos nos alegramos, gozamos, nos emocionamos hasta las lágrimas; en los ensayos aprendemos, reímos y participamos de una sana competencia.
Después de los conciertos, que son la conjunción del saber, del actuar, de ofrecer lo mejor de nuestro ser a quienes nos escuchan, vivimos una emoción y una tranquilidad de espíritu como corolario del esfuerzo realizado.
Para lograr todo ello dejamos de lado nuestro mundo interior compuesto de penas, preocupaciones, malos ratos, hasta del dolor o cansancio físico, y solo volcamos en los ensayos y hacia el público nuestra vocación por la música y nuestro amor entrañable en el mayor respeto hacia nuestros maestros.
Así logramos que, en nuestro último concierto del 10/02/05, “el Bien fuera difusivo de sí mismo”. Nuestro concierto tuvo las tres características de toda obra de arte: lo bello, lo verdadero y lo bueno en el reconocimiento final de los aplausos donde triunfó EL BIEN COMÚN.
Nos hemos sentido reconocidos y orgullosos de que dos integrantes de nuestro querido Coral Carmina asumieran con dignidad y decoro el actuar como solistas en dicha oportunidad.
Frente a los sucesivos sucesos vividos posteriormente pareciera que éstos fueron los hechos cuyas derivaciones nos han sorprendido, han excedido nuestra capacidad de comprensión y nos han desconcertado, iniciando el 10/02/05 una situación de incertidumbre que devino en frustraciones e induciendo a que fuera abortado el final feliz que esperábamos tener el día 20/02/05.
Ahora estamos dolidos, consternados, azorados, sin comprender las actitudes de los MAESTROS que parecen haber olvidado su misión. Exigen de nosotros virtudes que ellos no manifiestan. Nos dieron el ejemplo; por el contrario, lo denigraron con actitudes bajas, esgrimiendo una dialéctica plagada de contradicciones , con ACCIONES REPRESORAS, IMPUESTAS POR EXCLUSIÓN.
El dolor que sentimos es la prueba más fehaciente de cómo los queremos y de qué modo se ha hipotecado la confianza y el seguimiento casi ciego que como coreutas les brindamos. Han tenido reacciones que estuvieron alejadas de la sensibilidad y de la música. Nos preguntaos: Si tienen razón ¿por qué se enojan? Y si no tienen razón, ¿Por qué se enojan?.
A través de las actitudes desplegadas por ambos directores no se midió el daño que se iba a producir a los coreutas.
Por consiguiente y dicho todo esto queremos recalcar que la decisión de no cantar en el concierto del día 20/02/05 estuvo vinculada exclusivamente al desánimo general de los coreutas y no a las presiones e imposiciones sufridas: No como resultado de una “obediencia debida” a nuestro director L, a quien respetamos y queremos, sino por la lealtad a una decisión tomada y pactada con ambos directora el sábado 12/02/05 y que no fue casualmente respetada.
Como consecuencia de todas estas tristes situaciones, la continuidad de algunos coreutas se ve en riesgo: Como un grupo amalgamado en el que nos hemos constituido, no somos indiferentes a la situación de nuestros pares y agotaremos todos nuestros recursos para impedir la pérdida de nuestros compañeros, porque esto es competencia de todos quienes conformamos el Coral Carmina.
Paradójicamente, todo este conjunto de situaciones de contradicción, desazón y desconcierto nos ha fortalecido de manera tal que tenemos la certeza de que nosotros, el Coral Carmina marcha hacia un futuro de grandes realizaciones.
Solo esperamos que ambos maestros diriman sus diferencias, se disculpen ante quien o quienes corresponda, todo ello en pos de que, lo que dicen con tantas palabras se materialice en los hechos, trayendo al presente la frase que fundamentó uno de nuestros primeros reglamentos: “Actúa como si de tu accionar surgiera una ley universal”.
Queremos construir, de ahora en más, un nuevo camino de unión, en donde no dejemos lugar al crecimiento de la semilla de la discordia.
Queremos seguir cantando con los Organismos Municipales de Música, en pos del goce colectivo.
Hoy el Coral Carmina se pone de pie y llora la frustración de un momento memorable y pide por un NUNCA MÁS estar inmerso en tan dolorosa situación.
¡Y QUEREMOS SEGUIR CANTANDO!

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